jueves, 7 de marzo de 2013

¡Sublévate!


Sublévate... olvídate hoy de que las cosas son como son, eso, sin duda, te aletarga. Es verdad, ayer todo giraba alrededor de las normas, de la ley humana y de la ley natural, pero, exactamente ¿qué significa eso? Significa que ayer todavía creías en absurdas costumbres e infundadas supersticiones, en extrañas bagatelas de orígenes ancestrales, ¿eres tan ínfima materia?, ¿un mero recipiente donde depositar incongruencias? Espero que respondas "No" de manera rotunda, pero sepas que no me bastará, la palabra, y sirva de excepción, no será suficiente esta vez.  

Os explicaré lo que, en mi opinión, han hecho con nosotros. Nos han aniquilado, han modelado nuestras mentes hasta lograr el efecto deseado: la domesticación del hombre. Hay que alzarse contra los que pretenden convencernos. Las convicciones nacen de los ideales, no de la dramaturgia. No seamos irracionales, el poder es fruto de una debilidad, tal vez, la más primitiva del ser humano: el miedo. Para hacer frente al miedo, hay que desnudarse ante él, mostrarse uno tal y como es, sin velos usados ni antiguos ropajes que atavíen la auténtica naturaleza humana... Después vendrá el pudor, claro, nos hallaremos solos, sin nada a lo que aferrarnos, el vértigo nos hará retroceder, pero seguiremos, continuaremos con la afrenta porque ya es lo último que nos quedará. ¡Atacar! ¡Desarropar a nuestras neuronas de tanta bobería y de tanta insensatez!

Nos controlan, y además con vileza. Perforan nuestro subconsciente y luego afirman que somos nosotros los que escogemos. Nos hacen venerar a su amada democracia, sí, ¿recordáis? ¡a permanecer cómodamente arrellanados en el sillón de casa durante cuatro años mientras unos tejen y otros  manejen!

Deberíamos dejar todos de pagar nuestras hipotecas, ¡todos!, ¿nos meterían en la cárcel? ¡si somos más de dos millones! Así aprenderían que con el pueblo no se juega, que al fin hemos despertado y que pronto  terminará la locura. El país zozobra, es cierto, pero nos importa una mierda el país. Somos personas, la carne es la que pisa la tierra, la que sufre, la que padece, la que tiembla cuando algún descerebrado decide recortar en sanidad... A la mierda también las fronteras... Todo son ilusiones, apariencias cuyo único fin es el control, la vigilancia perpetúa sobre nuestros actos... Abolamos la mentira, arrojemos al abismo la decadencia que nos envuelve y nos sucumbe cada día más en el pantano de la indiferencia.

A los medios de comunicación: ¡que os den! A los políticos: ¡que os den! A los corruptos: ¡que os den!...

Haz algo. Cuando acabes de leer esto, haz algo, por favor, lo que sea, pero no te quedes impasible, no permitas que las letras que terminas de leer ahora, plácidas, se aduerman en tu todavía desmembrada cabeza... Grita al menos, demuéstrate a ti mismo que has sentido el cambio... ¿o acaso quieres ser siempre el triste esclavo de una espina que no te ama?

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