viernes, 31 de enero de 2014

Lo que tú entiendas

Las palabras a veces son parecidas a las figuritas de porcelana, apenas se escurren entre dos manos y se hacen mil pedazos; de esta manera la forma adquiere otra dimensión, se convierte en algo distinto.  Su sentido se curva y se transforma en lo opuesto a lo que originariamente quería (o podía) ser. No existe un significado incorruptible, todo tiende a la confusión, a un estado ambiguo sobre el que descansa el orden antes de ser arrojado al mundo... Es por este motivo que las personas no logramos comprendernos, que el diálogo es solo aquello que parece cuando dos seres hablan aunque no sepan muy bien sobre qué...   No espero, por tanto, ser yo inteligible, no espero que nadie extraiga ninguna conclusión de estas líneas, tal vez, la mejor de ellas sea la siguiente: "El lobo es una especie en extinción", o  quizás esta otra: "es en la cima ahí donde algunos héroes se atreven a llorar" El hombre inventó el lenguaje solo para poder decir que inventó una broma (tan inmensa y tan salvaje  que ya nadie puede dejar de creer en ella) ¿Podemos imaginar que el payaso no es payaso en su casa?, ¿no preferimos acaso creer que ese mundo farandulero y lleno de alegría es la vida en su esplendor? Por la noche el esoterismo envuelve a lo mundano, y lo mismo sucede entre el sinsentido y el lenguaje. Parecemos ebrios y en verdad queremos parecer sensatos, tan cuerdos que hasta creemos conveniente fingir algo de locura, soltar un: "mademoiselle, personnes et sommeil", luego sonreímos y estocamos la velada con una fuerte, estridente y en el fondo amarga risotada. No existe la tregua en esta manera de pensar... Doblegaremos el alma un poco, pera ya está, el alma no discurre, a lo sumo siente, esto es todo. Las palabras son como las bóvedas de las catedrales, tan solemnes y tan majestuosas que su ego se agiganta cuando alguien las oye o cuando al fin  logran colapsar las neuronas en su vano intento de ordenar el caos. Nada es tan sencillo, las máscaras, por ejemplo, no se ponen, es decir, se pueden poner, pero también se pueden colar, o pueden afrentarse, o pueden morir a la orilla del río, o todo a la vez. Hoy he soñado que alguien me entendía, pero en verdad era yo que hablaba para mis adentros, tan flojo y tan despacio que creí que iba a morirme.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario